Quizá te parezca algo peculiar encontrar una pequeña reflexión sobre cultura en nuestra web, pero hemos creído oportuno incluirla y compartirla contigo, por si te apetece leerla.
Para nosotros la cultura es esencial: entendemos que da coherencia a la identidad y que funciona como una brújula que ayuda a la orientación y, por tanto, a no desviarnos del camino escogido, el que sea.
Además, no solo nos referimos al ámbito personal, sino también al profesional, como un aspecto clave para cualquier negocio, proyecto o marca.
Pero primero: ¿qué es cultura? ¿Podemos realmente definirla?
Cultura: un paseo por su historia
En 1952, dos antropólogos estadounidenses (Clyde Kluckhohn y Alfred Louis Kroeber) publicaron un libro (Culture. A Critical Review of Concepts and Definitions) en el que llegaron a recopilar 164 definiciones distintas de cultura.
(Sí, quédate con esto: 164 definiciones distintas en 1952. ¿Te imaginas la cifra que encontraríamos en una edición revisada del libro hoy, casi 70 años después, y con todo lo que ha cambiado la sociedad desde entonces?)
Por supuesto, el mundo de la empresa y del negocio también tiene su propia definición (y seguro que decenas de variantes de la que leerás a continuación):
La cultura empresarial es lo que identifica la forma de ser de un empresa y se manifiesta en las formas de actuación ante los problemas y oportunidades de gestión y adaptación a los cambios y requerimientos de orden exterior e interior, que son interiorizados en forma de creencias y talantes colectivos que se trasmiten y se enseñan a los nuevos miembros como una manera de pensar, vivir y actuar. ―Miguel Ángel Galindo Martín (2009). Diccionario de dirección de empresas y marketing, pág.66
Pero si algo nos gusta en teral30 es la etimología de ‘cultura’, una palabra que proviene del latín colere, que se refería entonces al cultivo de la tierra, a la agricultura.
Fue Cicerón en uno de sus tratados (Tusculanae disputationes) cuando la palabra cobró un sentido más individual y subjetivo (digamos ‘humanista’ por aquello de cultivar la mente) para luego convertirse en un concepto de carácter más objetivo y compartido, incluso más «rígido».
Construir o cultivar
No sé si has leido algún libro sobre cultura empresarial, pero mayoritariamente lo encontrarás al lado de verbos como construir o crear, incluso hacer.
Pues nosotros, preferimos quedarnos con ese origen etimológico y nos parece mucho más interesante cultivar que construir una identidad (personal, o profesional; de un pequeño negocio o de una empresa; de una marca o de producto; de una asociación o de una institución; de un proyecto de tres o de un proyecto de cien).
Y supongo que nos gusta por aquello de que plantar tiene más recorrido y mimo que construir, que tiene ese punto de rigidez que no se lleva bien con la fluidez requiere el siglo en el que nos encontramos
Cultura esencial
Una misión, unos valores, una visión clara de nuestro por qué y para qué; una manera de ser, hacer y proceder; un halo especial en todo lo que se relacione con nosotros. En definitiva, una identidad que sea identificable por los que nos rodean.
La marca, que no es un logo, es lo que prometes a tu público, cómo cumples con esa promesa y cómo reaccionan los que han apostado por ti.
Y siempre siempre siempre, refinándola y revisándola, porque recuerda que es una planta no una torre, y según las circunstancias necesitará una revisión de su cuidado.