(… morada, con cuerno retorcido y de raza escocesa… En Asturias)
En honor a la verdad, la idea de «nuestra vaca» es una versión de la original ‘vaca púrpura’ de Seth Godin, una de esas cabezas pensantes y creativas a las que mejor no perder de vista.
Dice Godin en su libro La vaca púrpura, que estando de viaje por Francia se emocionaba cada vez que veía una vaca.
Pero, claro, eso fue al principio.
Luego ya, después de un rato viendo vacas y más vacas, le era más aburrido.
Vamos, tan aburrido que el mundo ganadero únicamente le hubiera sorprendido si, de sopetón, le hubiera puesto enfrente una vaca de color… púrpura (sin misterios, estaba visto).
El símil con el mundo profesional está claro.
Ante tanta oferta, es difícil destacar.
¿La solución según Godin?
Innovar, dar con tu propia vaca púrpura.
La nuestra es de raza escocesa, tiene cuerno torcido y lleva un nombre con toque castizo: Amancia.
Y Amancia, compañera de «Teri el conejo», es la imagen de este servicio.
Identidad de marca
Pero lo importante no es Amancia, ni tampoco nosotros, sino quién eres tú, cuál es tu historia y cuál es «tu vaca púrpura».
O tu suricato.
O tu piedra (si no eres mucho de animales).
En cualquier caso, el servicio es el mismo: encontrar tu identidad y articularla desde todos los ángulos.
La vaca púrpura puedes ser tú como profesional, el producto estrella que ofrezcas o un servicio top de tu cartera.
La cuestión es encontrarla.
¿Y por qué?
Para que el público te escoja como primera opción y gaste el dinero en ti: porque lo vales, claro, pero también (e igual de importante) porque ha confiado en ti y así lo ha sentido.
Nosotros te proponemos explorar tu identidad desde todos los prismas y matices.
Tal como necesite ser.
Y presentarla al mundo, con claridad, diligencia, constancia y llamando la atención.
Eso sí, con la marca de la casa: sin añadir edulcorantes (#FueraLoÑoño) ni especias agrias (#FueraLoDemasiadoBorde), para que te perciban de forma interesante, única y quizá algo rara (¿por qué no?), pero no ridícula o pasada de rosca.
Al final, la innovación no tiene por qué ser algo 100% original. En teral30 apostamos más por las intersecciones.
Y no lo dudes, en tu mundo habrá muchas y te sorprenderás.
No se trata de innovar por innovar, pero sí de dar esa vuelta de tuerca que te permita conocerte de tal manera que puedas presentarte con firmeza, sabiendo quién eres y teniendo claro, ya no solamente tus cimientos, sino tu dirección, lo que ofreces y a quien quieres dirigirte. Con tu voz, no con un eco «de la última tendencia».
Exactamente igual que le pasó a Maria, de Simplemente Margot, cuando se puso en nuestras manos.
Asumiendo que tu propuesta merece la pena (y lo sabes), ¿qué te parece si te desbloqueas y seguimos desde aquí? ¿Buscamos a tu Amancia?