Como todo en la vida, cada proceso es único y tiene sus propios tempos y necesidades.
Es más, tenemos tan claro que cada proyecto presenta un contexto distinto que nunca nos planteamos una fórmula universal. Al contrario, apostamos por la fluidez y dejamos que su mismo proceso marque su crecimiento, que es mucho más enriquecedor (y regala incluso más alegrías).
¿Conoces aquello de que a los hijos hay que darles raíces para crecer y alas para volar?
Pues así es como abordamos cada proyecto, desde un método sólido lo suficientemente flexible que nos permite que el mismo proyecto maraville con su propia evolución, que lo hace.
La solidez
1/ OBSERVACIÓN



2/ ANÁLISIS



3/ DESARROLLO



1/ En la primera etapa, nos empapamos de la máxima información posible para luego absorberla y finalmente filtrarla. También es la fase de descubrimiento, de saber los objetivos marcados y las necesidades a cubrir; y, sobre todo, de identificar la visión para que ésta se convierta en nuestra brújula.
Nos gusta acercarnos al proyecto desde un mirada cercana y milimétrica, pero también tener en cuenta todo lo que le rodea: al final, siempre es una parte del todo.
2/ Una vez tenemos claras las premisas, ponemos a trabajar nuestros dos hemisferios: el creativo y el analítico, pero también las emociones y la intuición: es la manera que sabemos puede dar lugar a las mejores conexiones y a un hilo argumental por el que seguir. (Sí, trabajamos con las emociones: ¿acaso la vida no es emoción?)
Desde el diálogo y el análisis conjunto de datos y percepciones, exploramos las posibilidades y nos decidimos por una: la que tiene más sentido y sabemos que es la más apropiada.
3/ Para terminar, desarrollamos el proyecto, lo maquetamos, revisamos cada detalle ―asegurando su usabilidad y buen funcionamiento―, y, finalmente, lo implementamos siempre teniendo en cuenta nuestros principios y nuestra manera de proceder.
Buscamos la simplicidad de una forma transversal y eliminando todos aquellos elementos (ya sean de diseño, de contenido o de código) que consideramos innecesarios: si no suman al conjunto inspirando, informando o aclarando, se van fuera, sin remordimientos.
Sabemos que solo hay una manera de poder compartir el resultado con el público de la manera más satisfactoria, cuando lo hemos revisado y nos sentimos que está totalmente listo para su nueva etapa.
La fluidez



Crecer como proceso, pasito a pasito, danzando siguiendo la melodía que llega a nuestros sentidos y adaptándonos a la pareja de baile; así es cómo concebimos nuestras creaciones, desde la flexibilidad, la armonía, la sinergia y su expresión.
¿Bailamos?